A lo largo de los años y de la historia de la humanidad, nos hemos cuestionado los porqués del estancamiento en varios países del mundo. México en particular es una tierra rica y noble, tanto en recursos naturales como en cultura, ¿Qué le falta para ser una potencia? A simple vista nada, más bien le sobra corrupción… Eso es lo primero que nos viene a la mente.
Sin embargo, no hace falta una lupa para darnos cuenta de que la clave radica en la educación cívica.
A diferencia de la educación académica y profesional, la educación cívica está en manos de la gente, no requiere de licenciatura ni de pos grados, simplemente de actitud y responsabilidad.
No todos los hogares enseñan este tipo de educación, algunos más, otros menos; pero la buena noticia es que con ejemplos sencillos podemos generar lo que llamo educación de impacto.
Apenas escuché que en una ocasión hubo una fuerte inundación en un país europeo que imposibilitó el tránsito en una vereda para ciclistas sobretodo. Dadas las circunstancias, no se contemplaron visitas de extranjeros a ese lugar, ya que daban por hecho que la reestructuración tomaría meses. Sorprendentemente, en solo una semana ya había vuelto todo a la normalidad como si nada hubiera pasado, y no fue gracias a los impuestos ni al gobierno, sino a los mismos ciudadanos que salieron de sus casas a unir esfuerzos sin pesar y con convicción.
Si queremos generar una educación de impacto debemos dar a entender que nuestra casa no es donde moramos, sino todo nuestro país; así como nos gusta tener limpios y ordenados nuestros espacios, y tener armonía en nuestro hogar, lo mismo hay que lograr en las calles y lugares públicos.
¿Por qué no levantar una basura que no sea tuya y tirarla en donde debe ir? ¿Por qué no acomodar un producto que por accidente se cayó en el súper? ¿Por qué no reportar de inmediato una fuga de agua o un bache? ¿Por qué no llevar a los cafés tu propio termo? Quizás la primera vez nadie lo note, pero si lo haces como hábito, sin darte cuenta, estarás generando esa educación de impacto mucho más de lo que imaginas. Ejemplos hay miles, es increíble cómo con acciones tan pequeñas se pueden lograr ondas expansivas.
Durante los sismos de la Ciudad de México demostramos hasta dónde llega nuestra educación cívica, lo que fue muy conmovedor y nos hace creer en nuestro país; sin embargo, no necesitamos esperar a que una tragedia nos haga despertar, todos y cada uno de nosotros somos educadores de impacto. Esta vez, en vez de decir: ¨No pasa nada si transgredo esta ley¨, digamos ¨Sí pasa, y mucho, si hago un extra por el bien de mi ciudad¨.
El poder es tuyo, sé consciente de él.
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