Ya es una tradición, que año con año los Residentes del Eishel, Nuestro Hogar, esperan con tanta ilusión.
Las mujeres van al salón de belleza y los hombres se ponen muy apuestos para celebrar su día.
La palapa del jardín bellamente adornada y la comida exquisita hacen de este día algo especial, con un pastel para las mamás y otro para los papás.
No puede faltar la música que invita a todos a bailar y a que transcurra tan rápido el tiempo, ya que así sucede cuando la alegría es abundante.
Qué divertido, sublime y gratificante es acompañar a nuestra gente de la tercera edad en reconocimiento de su trascendencia a lo largo de su vida.
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